domingo, 1 de marzo de 2009

Fronteras y ausencias...


No paro de darle vueltas al tema de las fronteras entre las personas... como dice la Rosenvinge, 
La Distancia Adecuada... El éxito parece radicar única y exclusivamente en encontrar la frontera correcta, pero qué difícil es... Y cuando la frontera se hace más y más ancha y a ambos lados sólo hay tierra de nadie... qué peligroso aventurarse y rehabitar los lugares comunes, cuánto valor o inconsciencia hay que reunir... ¿o es simplemente vanidad?

Sea como fuere, lo cierto es que llega un momento en que hay que aceptar que se ha producido la ausencia; y mientras está ahí, patente como tal, duele, duele mucho, pero uno no puede evitar sentirse infantilmente consolado por reconocer que la ausencia sigue ahí...

Lo peor viene después, cuando ya no queda vestigio de la ausencia... cuando se disimula ese vacío redistribuyendo las emociones, como se redistribuyen las obras en un museo cuando hay huecos...

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